Este artículo quiere acercarnos a ese diálogo entre la espiritualidad de Rosa y el carisma salesiano, recordándonos que la vida cristiana, también para nuestros hijos y familias, se construye en la sencillez del hogar, en la alegría compartida y en la entrega generosa a los demás.

La historia de la Iglesia en América Latina está marcada por figuras de profunda fe que supieron encarnar el Evangelio en medio de su cultura y su tiempo. Entre ellas, destaca con fuerza Santa Rosa de Lima (1586-1617), la primera santa de América, cuya vida austera, mística y profundamente centrada en Cristo, inspiró a generaciones enteras de creyentes. A su vez, la espiritualidad de San Juan Bosco (1815-1888) y la misión salesiana, orientada a los jóvenes y a los más pobres, ofrecen un carisma que dialoga con la figura de Rosa en el contexto de nuestra América.
Rosa de Lima: santidad encarnada en lo cotidiano
Rosa, nacida Isabel Flores de Oliva en Lima, mostró desde niña un amor radical por la oración, la penitencia y la entrega a Dios. En una sociedad colonial marcada por grandes contrastes sociales, ella eligió un camino de sencillez y sacrificio, convirtiendo su hogar en un espacio de servicio y de contemplación. Su amor por los pobres y enfermos, a quienes atendía con ternura, la hizo signo de la misericordia de Dios.
Aunque fue terciaria dominica, su vida trasciende los límites de una espiritualidad concreta: Rosa representa el anhelo de santidad en tierra americana, mostrando que lo divino puede habitar en lo ordinario, en la familia, en la ciudad, en el compromiso social.
El espíritu salesiano y la opción por los jóvenes
Más de dos siglos después, en Italia, San Juan Bosco fundó la Congregación Salesiana con el propósito de evangelizar y educar a los jóvenes, especialmente a los más pobres y vulnerables. Su método, el Sistema Preventivo, basado en la razón, la religión y el amor, refleja un modo pedagógico de vivir la fe, distinto al rigorismo de su tiempo.
En el corazón salesiano, la alegría, la cercanía y la confianza en Dios se convierten en caminos de santidad. Don Bosco enseñaba que “la santidad consiste en estar siempre alegres y cumplir con el deber de cada día”, lo que resuena como una invitación cercana y posible para la juventud de hoy.
Puntos de encuentro entre Santa Rosa y los Salesianos
Aunque distantes en tiempo y geografía, Rosa de Lima y la espiritualidad salesiana comparten claves profundas:
- Juventud como espacio de encuentro con Dios: Rosa, desde muy joven, cultivó su vida espiritual con radicalidad. Los salesianos, a través de la pastoral juvenil, muestran que la fe puede crecer con frescura en la etapa de la juventud.
- Amor a los pobres y enfermos: Rosa atendía en su casa a quienes no tenían recursos. Los salesianos, fieles a Don Bosco, abren escuelas, centros juveniles y parroquias en barrios populares, promoviendo una Iglesia cercana.
- Santidad vivida en lo cotidiano: Mientras Rosa transformaba su hogar en un pequeño monasterio, los salesianos invitan a descubrir a Dios en la escuela, el patio, el trabajo y el juego.
- Un testimonio para América Latina: Rosa es la patrona del continente, y los salesianos tienen una fuerte presencia en América Latina, siendo custodios del sueño de Don Bosco en estas tierras. Juntos, muestran que la santidad es una vocación para todos.
Un desafío pastoral para hoy
En un mundo donde la juventud enfrenta desafíos de soledad, desesperanza y falta de sentido, la vida de Santa Rosa y el carisma salesiano pueden dialogar para proponer un modelo de fe encarnada y alegre. Rosa nos recuerda la radicalidad del amor a Dios; Don Bosco nos enseña cómo transmitir ese amor a los jóvenes de manera cercana, educativa y transformadora.
La santidad, lejos de ser un ideal inalcanzable, se convierte en camino concreto: cuidar a los demás, rezar con sencillez, vivir con alegría, y comprometerse con justicia en el propio contexto social. Santa Rosa de Lima y los Salesianos, cada uno con su estilo, nos muestran que en América Latina la fe se hace vida y misión.
Autor: Anthony Gensollen Queens
Animador Pastoral Salesiano Rosenthal de la Puente